lunes, 28 de noviembre de 2016

NOS VISITAN

Visitando Casa Museo Nicolás Puga
Manfred J. Nittbaur y esposa
Akad. Maler & Bildhauer
Alemania

jueves, 22 de septiembre de 2016

HOMENAJE A LA POETA AMALIA PUGA DE LOSADA

“CASA MUSEO NICOLÁS PUGA” CONMEMORANDO  EL SESQUICENTENARIO DEL NACIMIENTO  (CAJAMARCA, 1866 – 2016) DE LA POETA AMALIA PUGA DE LOSADA, OFRECIÓ  EL DÍA JUEVES OCHO DE SETIEMBRE, UNA  EMOTIVA RECEPCIÓN Y RECITAL POÉTICO EN LOS AMBIENTES DE LA CASA MUSEO,  QUE  EXHIBE VALIOSAS  PIEZAS  PREHISPÁNICAS, VIRREINALES Y REPUBLICANAS.
CONCURRIERON AL EVENTO FAMILIARES, AMIGOS, ESCRITORES  NACIONALES Y  EXTRANJEROS, QUE HICIERON DE LA NOCHE UNA HERMOSA REUNIÓN CULTURAL MUY COMENTADA y APLAUDIDA.
EL HOMENAJE A LA POETA  SE INICIÓ TENIENDO COMO MAESTRA DE CEREMONIA A LA POETA CAJAMARQUINA, SOCORRO BARRANTES ZURITA, LUEGO EL DIRECTOR DE LA “CASA MUSEO” ESCRITOR Y POETA, NICOLÁS PUGA COBIÁN –SOBRINO NIETO DE AMALIA PUGA- CON ELOCUENTES PALABRAS, DIO LA  BIENVENIDA AL NUMEROSO PUBLICO ASISTENTE LEYENDO UNA SEMBLANZA DE AMALIA PUGA DE LOSADA.
LAS POETAS CAJAMARQUINAS: ELIZABETH OLIVEROS Y SARITA GUTIERREZ, DECLAMARON DOS DE SUS POEMAS: MI AMBICIÓN Y EL DESCUBRIMIENTO.  CON ESTA ÚLTIMA POESÍA LA DIVA CAJAMARQUINA FUE GALARDONADA CON EL PRIMER PUESTO Y LA MEDALLA DE ORO, OTORGADA POR LA MUNICIPALIDAD DE LIMA, CON MOTIVO DEL “IV CENTENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA”, POEMA QUE FUE  EDITADO EN LA “ANTOLOGÍA POÉTICA” QUE SE PUBLICÓ EN ESPAÑA. FUE ASÍ QUE CAJAMARCA MEDIANTE SU HIJA PREDILECTA OCUPABA UN ALTO SITIAL ENTRE LOS PUEBLOS DE AMÉRICA.
SEGUIDAMENTE LA POETA, CANTA AUTORA Y DECLAMADORA, AURA ESTHER ROSADO SARMIENTO, DEL ESTADO DE GUERRERO-MÉXICO, HIZO GALA DE TODO SU BAGAJE CULTURAL, RECITANDO Y CANTANDO BELLOS POEMAS Y CANCIONES, AL IGUAL QUE SU COMPATRIOTA, LA POETA Y ESCRITORA IRMA RODRÍGUEZ TAPIA, DE OAXACA-MÉXICO. POR PARTE DE LA POETA Y PROMOTORA CULTURAL, LUZ MARINA ARREDONDO Y GUILLERMO TOVAR TORRES, AMBOS DE PALMIRA VALLE-COLOMBIA, DECLAMARON BELLOS POEMAS DE SU AUTORÍA.
DANIEL SÁENZ MORE, ESCRITOR CAJAMARQUINO, DIO LECTURA A UNA SELECCIÓN DE TEXTOS EN HOMENAJE A AMALIA PUGA,  Y ES  UNO DE LOS MÁS INTERESADOS  CAJAMARQUINOS, EN PUBLICAR SU OBRA Y QUE LOS RESTOS DE LA POETA, SEAN TRAÍDOS A CAJAMARCA -EN DONDE SE HALLA SEPULTADO SU ESPOSO ELÍAS DE LOSADA PLISÉ- EN  DONDE JAMÁS  LE FALTARAN  LAS FLORES DE LA GRATITUD.
LUISA TUDELA DE ROSELLÓ, ESPOSA DE DIEGO ROSELLÓ PUGA –SOBRINO NIETO- DE AMALIA PUGA, HABLÓ SOBRE EL IMPORTANTE TRABAJO DE INVESTIGACIÓN QUE VIENE REALIZANDO SOBRE AMALIA PUGA, PARA LA PRESENTACIÓN DE SU TESIS.
 “EL BRINDIS DE HONOR” ESTUVO A CARGO  DEL DR. LUZMAN SALAS, AUTOR DEL LIBRO “POETAS DE CAJAMARCA” QUIEN HACIENDO GALA DE SU CONOCIDA ORATORIA Y CONOCIMIENTOS SOBRE EL TEMA, SE EXPLAYÓ HASTA QUE TERMINARON DE SERVIR LAS CEPILLADAS COPAS DE VINO GENEROSO.

ENTRE TANTO SE DESARROLLABA AGRADABLEMENTE LA REUNIÓN, EN EL HORNO DE CASA, CON  DUENDE HURGUNERO DENTRO, SE PREPARABAN  EXQUISITAS PIZZAS, ACOMPAÑADAS DE ESPIRITUOSAS BEBIDAS, CANCIONES Y GUITARRAS, HASTA QUE LOS DUENDES, ANTES DE QUE LA AURORA SE FILTRE POR EL FOLLAJE DEL HIGO Y DEL LAUREL, GRITARON  COLÉRICOS  EN CORO: ¡HASTA ACÁ NOMÁS CARAJO!





miércoles, 24 de agosto de 2016

Casa Museo Nicolás Puga”, en conmemoración al 150 aniversario del nacimiento de la poeta Amalia Natividad de Las Mercedes Puga de Losada, ofrecerá una recepción y recital poético el día jueves 8 de septiembre a horas 7 p.m., en su recinto, cito en el jirón José Gálvez #634 Cajamarca.

jueves, 24 de diciembre de 2015

LOS  DIAS  NAVIDEÑOS  EN  LA  VIEJA  CAJAMARCA
                                                                               
                                           Escribe: Nicolás Puga Cobián
        
         Fiesta y evocación con tendencia a lo ingenuo y pintoresco, sabor a cosa añeja siempre fresca y renovada, era en la Cajamarca de ayer la Pascua de Navidad. Fue también, por excelencia,  fiesta hogareña y familiar, jolgorio y paraíso del alma infantil.
La Natividad de Jesús era celebrada en Cajamarca con infaltables detalles que resaltaban su significado: los Nacimientos y los Villancicos.
    
        Los Nacimientos en Cajamarca fueron próvida fuente de inspiración popular para representar a través del tiempo, fiel en todo lo que tiene del ambiente genuinamente serrano, de acuerdo a los usos y costumbres seculares de esta tierra; son indisoluble mezcla de lo indígena y lo hispano con todo aquello que durante tres siglos trajo la presencia de la cultura del viejo mundo y lo sembró y cultivó al amparo de un clima social lleno de misticismo y credulidad; la síntesis de lo divino y lo humano expresado en forma natural y primitiva, con figuras, cuadros, cantares entresacados del ambiente familiar y rural, desde el misterio compuesto por la Virgen, San José y el Niño Jesús, con los Reyes Magos y los animales del pesebre de Belén, sin faltarle detalles geográficos propios de nuestro medio como montañas, ríos lagunas y demás, salpicados    con chozas, pastoras y hasta animales de nuestra región.

        Los Villancicos o canciones populares de contenido religioso, que encierran en sus letras mensajes de amor y valores cristianos, como necesidad espiritual, contienen también un sentido de añoranza y al recordarlos es posible remontarse a través del tiempo a las plácidas horas infantiles. Esos villancicos tienen la marca inconfundible del Ande, al cual se han adaptado como algo propio, no solo en su conformación material sino en su profundo significado humano y mestizo, conforme a si idiosincrasia, con elementos genuinos del medio.

        Esos Villancicos y recitaciones eran acompañados con instrumentos musicales,  completando así el ambiente de perfume y dulzura que exhalan estos preciosos parajes muy parecidos a los lugares evangélicos  donde hace más de dos mil años transcurrió la vida de Jesús, con los dramáticos pasajes de la Pasión de Jesús, que concluyó en el Gólgota.  

        Las pallitas de anaco y los cholitos de llanques y calzón de chicote, con sus candorosas voces y bailes, recorrían la ciudad cantando villancicos, al son de sonajitas,  acompañados de reinas y princesas que portaban en las manos ofrendas para ofrecerle al Niño Dios.

         La Navidad en Cajamarca, tras un cansado enlace de preparativos del más variado jaez, comenzaba el l6 de diciembre en las primeras horas de la noche con “Los Aguinaldos Del Niño”, más  que  en las iglesias en  casas particulares de vieja solera pascual. 

       Luego de los rezos entraban las parejas de veladores designados desde el año anterior, quienes tenían a su cargo el arreglo del Nacimiento en el que al inicio colocaban solamente las imágenes de La Virgen y San José, brindando luego espirituosos licores nacionales y extranjeros con los invitados. Al promediar las diez de la noche, servíase el fragante chocolate, dulce, fuerte, caliente y de manos de mujer, acompañado de rosquitas de manteca, bizcochos de las Merino, bizcochuelos, panecillos de maíz, turquitas bañadas con yema de huevo y otros pasteles preparados en casa o también adquiridos en el Convento de las Madres Concepcionistas y en cuyo caso la mesa navideña lucía con extraordinaria y deliciosa variedad entre la que resaltaban las rosquitas fritas de yema, las bizcotelas, los “cigarritos” de azúcar, los postres de toronja o de limón real, los higos rellenos, carneritos de azúcar, pasteles de natilla y mucho más, para luego continuar el baile con  orquesta.

        En varias casas ya existía, en piezas armables, la estructura de madera del nacimiento o Pesebre de Belén, revestido con tela pintada ex profesamente, al cual se le iba agregando sólo cada pieza de la decoración alusiva, tanto de madera tallada, cerámica, vidrio o porcelana y un sinfín de materiales, ya sean importados o de la artesanía local, que una vez terminada la fiesta después de la “Bajada de Reyes” volvían a sus baúles, estuches o alacenas para esperar el siguiente año.

        Nueve noches consecutivas sin apelación posible, perfumadas con el incienso de oriente, duraban los aguinaldos; pero,  la noche del 24 era la de “Diacatolicón y engrudo, consondolí de yeso y priquete mangansúa” , como decían los viejos jaraneros de la Lima que se fue, pues aquí  nadie dormía en su cama ni en la ajena, sino que todos los Cajamarquinos lo pasabamos de clatro en claro recorriendo los Nacimientos, en tanto las campanas de las siete iglesias, a partir de las diez de la noche, no paraban de repicar llamando a los fieles a revivir  aquél sacrosanto nacimiento de nuestro Redentor.

                                                        Esta noche es noche buena,
                                                        noche de tanto que ver,
                                                        que las viejas y los viejos  
                                                        volverán a renacer.

        Cuando la estrella de Belén empezaba a brillar en el firmamento, toda la población  se alistaba para asistir a la “Misa del Gallo”, mientras tanto en las cocinas se preparaba el tradicional chocolate. Por esos años el pavo no era indispensable,  porque eran tiempos de abundancia, baratura y sencillez y no se hacía alarde de nada.

        El día 25 era el nuestro, de los hijos de familia de tres a nueve años, día tan esperado en el que estrenábamos, vestidos, zapatos y sombrero, para luego, acompañados de nuestros familiares o allegados, recorríamos la ciudad para ver en detalle cada uno de los Nacimientos, visitas que nos transportaba a aquellos edénicos parajes bíblicos.

       En los templos se lucían los coros de los franciscanos, de las monjas, de las  huérfanas de Belén, barrios de San Pedro, San Sebastían, el Cumbe, San José, La Merced, Dos de Mayo y otros; que en esto de entonar la voz  los cajamarquinos somos muy mentaditos desde tiempos de Santo Toribio de Mogrovejo. Diversos grupos de muchachos cantores,  recorrían las comunidades portando cruces, imágenes en bulto y en lienzo, convirtiendo a los indígenas a la nueva fe y recibiendo en cada lugar visitado alguna muestra del cariño cristiano y de la generosidad familiar.

       En los templos “nacía” el Niño antes de las doce – para que los fieles tuvieran tiempo de llegar a sus hogares justamente antes de la medianoche - , novedad que se anunciaba con repique de campanas, reventazón de girándulas y avellanas. Pero en casa particulares el Niño Dios “nacía” a las doce en punto de la noche: dentro de abigarrada multitud de creyentes que llenaba el recinto aparecía una de las tres muchachas escogidas entre las más bellas, vestidas de ángeles, llevando la imagen del Niño “recién nacido” en un azafate de plata o en una canastita de mimbre, metido entre sedas, terciopelos, pétalos de rosa, claveles y violetas, colocándolo a la entrada  del portal para la adoración de pastoras y pastores, entre villancicos, recitaciones y desbordante alegría. Después venía  el esperado baile en el que se lucían las orquestas de don Julio Rojas Succhillo, Rogelio Fernández, David Marín, Vicente Rojas Pizarro y otros.

        Entre los nacimientos más famosos por la belleza de sus esculturas en madera policromada y de marfil, destacaban el de doña Helena Cépeda, más conocida como “La Mónica”, en la calle Dos de Mayo; Ernesto Uceda Gaytán, en el barrio de San Pedro; de “Las Zuritas” en San José; de “Las Montoya”, arriba del Arco; de “Ña Cargaperros” y de “Las Payancas” , en San Sebastián;  de “Las Deza” , en Belén; “Las Leandras” , en La Merced; de los Puga, en La Plaza Mayor; de Ña Melchorita Quiroz, en la calle de Las Monjas; de las “Mestritas Shocllas” , en su famoso beaterio de San Sebastían.

        A parte armábanse otros hermosos y de grandes dimensiones Nacimientos o Pesebres en las iglesias, y hasta en los hogares más sencillos del ambiente Cajamarquino se representaba el hecho cristiano, conforme a sus posibilidades, porque sin ello se consideraba que Jesús estaba ausente a pesar de ser el protagonista de la fiesta.

      “Los Aguinaldos Del Niño” terminaban la madrugada del siete de enero, luego de “La Adoración De Los Reyes Magos”  seguido de una jarana de “rompe y rasga” en donde se agotaban definitivamente las provisiones y los cuerpos de los devotos; pero durante veintidós días todos los recursos y las actividades de la ciudad convergían en dar a la celebración típicos y brillantes tintes del más genuino costumbrismo incorporados al alma peruana, precisamente en La Plaza Mayor de Cajamarca, por la que en la actualidad vemos ya no se guarda ningún respeto.

         Todas estas manifestaciones de religiosidad eran adoctrinadas por expertas mujeres de ancestral renombre navideño, entre las que destacaban: la beatita Rosario, Nieves Arbulú, Natividad Cabrera y su hija Consuelo Chávez, Aurorita Quiroz, Victoria Mejía, Sabina Ríos, Ercilia Cobián Puga, Rosa y Mercedes Arroyo; Ana María, Tula y Josefina Cobián Bueno, y  muchas otras que ya pasaron a mejor vida, pero mientras vivieron dejaron para la posteridad estos hermosos y antiguos villancicos que me fueron proporcionados con la generosidad que caracterizó a estas matronas cajamarquinas: 




Alelí y jazmines,
retamas en flor,
toma Jesusito,
en prueba de amor.
La mama Dominga,
el negrito Andrés,
me encargan niñito,
que bese tus pies.


De la  Magdalena,
subo a Llagadén,
por tras de mi niño,
que va a Tumbadén
La vaca y la mula,
al niño alentaban
y los angelitos
por doquier cantaban.


Desde Quingrayquero,
vengo manuelito,
con harina y huevos
pa’ tu cushalito.
La flor de romero,
la flor de alhelí
y el niño que juega,
con la cuculí.


Temprano cogí,
un lindo clavel,
para regalarte
mi niño Manuel.
El sol que calienta,
la luna que enfría,
la virgen que canta,
San José suspira.


Quishuar de la jalca,
maguey del camino,
la torcaza canta,
que  ha nacido Dios.
Arena del río,
piedra del molino,
los arroyos cantan,
que  ha nacido el niño.


Asesando  vengo,
desde Huacaríz,
trayendo a mi niño,
su verde payquito.
El niño dormido,
al son del tambor,
y el viento que pasa
con suave rumor.



Agua cristalina,
de  mi manantial,
traigo  a que te bañes,
niño  celestial.
Tocan las campanas
al amanecer,
que un niño en la noche,
han visto nacer.


Palma para Dios,
lliclla para María,
poncho para José,
frazadas para mi Niño.
Cantan los zorzales,
cantan los huanchacos,
cantan los jilgueros,
que ha nacido Dios.


Duerme manuelito,
entre tus pajitas,
mientras voy  zurciendo,
tus pobres ropitas.
Zorzalito de plata,
gorrión de cristal,
canten sus amores,
que ha nacido Dios.

viernes, 6 de noviembre de 2015


CAPTURA Y MUERTE DE ATAHUALPA Y EL NACIMIENTO DEL PERÚ

Escribe: Nicolás Puga Cobián.

        
Por lo general pasa desapercibida en el Perú, y, más evidentemente en Cajamarca, una de sus fechas más  importantes, precisamente esa que lo incorporó a la civilización occidental y es la génesis de  lo que hoy podemos mostrar como nación forjada a través de 583  años.

 
El arribo de Pizarro y sus huestes a Cajamarca, el 15 de noviembre de 1532, con lo que se inicia la conquista del Tahuantinsuyo, concluye al día siguiente –sábado 16 de noviembre de 1532-. Fueron 106 soldados de a pie y 62 a caballo- que partieron de San Miguel de Piura, el 24 de setiembre –de los que regresaron nueve- después de caminar 52 días por los llanos de la costa y los agrestes senderos andinos, siguiendo la ruta del “Qhapaq Ñan”, que venía desde Quito; entraron a Cajamarca por el cerro “La Shicuana”,  montaña tutelar de la ciudad, que, en lengua quechua significa: “Lugar donde se separan los caminos”  a la hora de “vísperas” -entre las tres y seis de la tarde, según se computaba el día solar-.

 
Esa misma tarde al encontrar la ciudad con su gran plaza triangular desierta y que según decir de muchos españoles, era más grande que las de España; tomaron posesión sin hallar resistencia, porque Atahualpa se encontraba en los “Baños de Pultumarca”, hoy “Baños del Inca”.               

 
Fue el cacique Carbatongo, el encargado de recibirlos y alojarlos en los galpones de piedra que rodeaban la plaza, pues la presencia de los españoles era conocida por Atahualpa, desde que pisaron tierras del imperio.

 
Es importante hacer mención que ni los caciques: Caruarayco y Otuzco, señores principales de la provincia de Chuquimango; Culquicusma, Tantaguata, Guaygus, señores de Bambamarca; Pariatongo, señor de Pumamarca; Caruacassas, señor de Chonda; Paculla, señor de Chuco; Espiler, señor de Cuismango; y Chicamiaanque, señor del pueblo de Changuco; que formaban las siete Huarangas de la comarca, figuran en ninguna escena inmediata a la conquista, por estar al lado de Huascar.         

 
Al día siguiente, sábado 16 de noviembre de 1532, en lo que dura un crepúsculo, se consumó la conquista del Tahuantinsuyo, con la captura de Atahualpa, en la plaza mayor de Cajamarca, ciudad alfa y omega de dos culturas milenarias y disímiles, marcando para siempre nuestra historia.  Por tal motivo es oportuno señalarla a fin de que despierte en los peruanos y particularmente en los cajamarquinos, interés por conocer nuestra historia, por qué  estos hechos tuvieron significación universal.

 
Pizarro, simulando cortesía,  envió a los “Baños de Pultumarca”, entre la lluvia y el granizo a Hernando de Soto, con  l5 jinetes, para que escudriñara e invitara a Atahualpa, a cenar; pero temeroso de que su  número no le impresionara, mandó 20 jinetes más al mando de su hermano Hernando Pizarro, recibiéndolos Atahualpa, con mucha cortesía, revestido con elegante manto, rodeado de su corte y de mujeres  bellas  de su gineceo; ofreciéndoles bebidas en copas de oro,  que  despertó aún más la codicia de los españoles. Cuenta la tradición de que Atahualpa,  al ver a los caballos mascar el bocado del freno, pensó  que comían metales y mandó a sus vasallos les pusieran  ladrillos de oro y plata cómo forraje.

 
De regreso a Cajamarca, dieron cuenta a Pizarro de las impresiones recogidas y del peligro que corrían metidos en el “Espina Dorsal” del imperio; preparando de inmediato la mortal celada.

 
Al día siguiente, sábado l6 de noviembre de l532, Atahualpa, inocente de la emboscada que le acechaba; venía  a Cajamarca, cargado en anda de oro por los nobles “Orejones”, acompañado por nutrida procesión de súbditos que, luciendo hermosas libreas, avanzaban cantando, bailando, barriendo el suelo y esparciendo flores por donde pasaba el inca y su séquito.
 

Al llegar a la plaza mayor se produjo la sangrienta captura de Atahualpa y la muerte de cientos de vasallos que formando  murallas humanas con sus pechos, trataban de salvar la vida de su rey y de su Dios.
 

Fue así cómo terminó el imperio del Tahuantinsuyo, para dar nacimiento a una nueva conformación geográfica, étnica, idiomática y religiosa; componentes con los que se han formado muchas naciones.

 
Lejos estamos ya en el tiempo y por lo mismo, con mejor perspectiva  para juzgar e interpretar las causas y los errores de esta acción, no en sus manifestaciones objetivas y románticas;  sino, en su contenido filosófico, humano, político, económico y social;  nos hace disentir de las dos corrientes de opinión que existen al respecto: la de los hispanófilos que añoran los tiempos virreinales y denigran de lo autóctono; y, de los indigenistas declamatorios y no menos racistas que los primeros, que reniegan y vituperan de todo lo español, que sueñan con el  Tahuantinsuyo,  para ser caciques, curacas y hasta incas. ¡Total!  un  atraso mental de centurias.

 
La verdad real, no teórica ni hipotética, reside como todo en la vida en el término medio. Los que aún no tienen sangre hispana, poseen fuerte influencia occidental; y, los que no tienen sangre india o dicen no tenerla, ninguno escapa a la fuerza telúrica del medio ambiente. Ya no caben revanchismos ni corrientes desnaturalizadas y fuera de la realidad. El destino nos unió igual que a otras naciones,  con las virtudes y defectos de ambas razas, y resultado de esto  es un mestizaje racial llamado a un gran futuro, cuando esté gobernado con decencia política y se forme conciencia del rol equilibrador que tiene que jugar en el desarrollo de los acontecimientos mundiales.

sábado, 16 de marzo de 2013

CASAMUSEONICOLASPUGA

Se halla ubicada en una casona de más de doscientos años de antigüedad en el tradicional "Barrio San Pedro". Sus ambientes han sido acondicionados para albergar un importante conjunto de obras de arte correspondientes a las épocas prehispánica, virreinal y republicana, sin alterar la originalidad de la construcción.

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En el primer nivel se encuentran distribuidas en diferentes habitaciones una importante colección de lienzos, retablos, esculturas, baúles de madera y cuero, relojes de pared y bolsillo, entre otras piezas correspondientes a las épocas del virreinato y república. Todos éstos bienes culturales pertenecieron, en su mayor parte, a viejas familias Cajamarquinas establecidas en la ciudad desde la llegada de los españoles en 1532, motivo por el cual afirmamos que en esta antigua casona está presente parte de la tradición Cajamarquina.

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En el segundo nivel se halla un hermoso conjunto de textiles, piezas cerámicas y piezas metálicas correspondientes a las culturas Caxamarca, Chancay, Chavín, Chimú, Inca, Lambayeque, Moche, Nazca y Wari.
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Todo este valioso patrimonio está registrado en el Ministerio de Cultura, filial Cajamarca.

VISITAS
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RECONOCIMIENTO Y ARTÍCULOS
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INAUGURACIÓN DE MUSEO 02 DE AGOSTO DE 2013
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MPC Inauguración Casa Museo Nicolás Puga en Cajamarca agosto 2013
ENTREVISTA A NICOLAS PUGA